Señores, ¡a escena!
Viejo amado
jueves, 28 de mayo de 2009
OTROS POEMAS MIOS
Ya no es una aventura la noche.
Las sombras destejen los rojos dientes de la hoguera.
La acechanza del frío azula los árboles.
San Juan abate sus mutilados brazos
en el silencio que se muere de pena.
Del otro lado del circulo hay una niña dormida.
………………………………………………………………………
No se abran las puertas
Que el viento se detenga en el inesperado invierno.
El yunque no sabrá del azote del martillo.
El amanecer no otorgará ilusiones.
Los encendidos paraguas no apresarán la lluvia.
Las flores permanecerán ciegas en sus secretos cálices.
Los niños no dispersarán sus horas en el parque.
Que las muchedumbres ignoren las voces cotidianas.
Que el sol no se dilate en la adormecida llanura.
Porque sólo me queda la palabra.
Porque en la hora crepuscular busco la muerte.
Porque te encontré y dejo que me mientas.
2006
.....................................................
ALICIA a la Gallega Viano
Siempre cedo a la servidumbre de la culpa
y vuelvo a buscarte.
Y oigo un gemido azul, casi humano.
Giro en la zozobra de una fauna que no te pertenece.
Ya ves,
me ha convocado una vez más el equilibrio,
me he dejado asesinar por un sueño fetal,
me he dejado cautivar por el fruto obligado.
Hay un séptico mundo que desconoce la memoria.
Y vuelvo a traicionarte traicionarme.
miércoles, 20 de mayo de 2009
TALLER DE LECTURA ESCRITURA Y ORALIDAD
1. Cambie los signos de puntuación, de manera que cambie el sentido del siguiente texto:
Si cabe idealismo en el arte, venid a buscarlo en los huacos. Venid a admirar símbolos, a interpretar miradas, a leer historias trágicas. ¡Interpretad la risa de los huacos! No busquéis la intensidad filosófica en ellos entre los que representan mazorcas de maíz o imitaciones de pelícanos, como no buscaríais ahora el arte entre las baratijas de un bazar de mercado. Id más arriba. Buscad el arte “con vuestros propios ojos”.¡La risa de estas figurillas de barro, la mirada de estos ojos sin luz, la actitud de estos hombres que luchan! No es una risa sana, definida, risa de pueblo feliz bajo el sol fecundante. Es una mueca enfermiza, un gesto de ironía. Es la parte de caricaturas de aquellas edades.
Un arte original, porque hay en él la escritura simbólica, el culto a la verdad y la caricatura filosófica. Estos hombres del Gran Imperio del Sol, no tuvieron pinturas, ni libros, ni monedas, no tuvieron teatro, de manera que sus pensamientos, sus deseos, sus creencias, sus amarguras, su alma toda la pusieron en sus huacos. Estos objetos de arcilla son, pues, obras de filosofía, piezas estatuarias, lienzos heráldicos, libros de historia. En casi todos la risa es el motivo de la fisonomía. La risa en todas las gamas, desde el gesto imperceptible como una insinuación dulcísima de Monna Lisa, hasta el gesto doloroso y torturador de las grandes bocas abiertas que ríen a pleno pulmón, con sus dos filas de dientes enormes.
Abraham Valdelomar. Fragmento de La ciudad de los tísicos.
2. Elabore un párrafo de cuatro o cinco líneas y reescríbalo con otros signos de puntuación, de manera que presente un nuevo sentido.
Señale si la oración presenta queísmo, dequeísmo o está correctamente escrita.
a) Estoy seguro que vendrá.
b) Le informó que vendría.
c) Acuérdate que llega hoy.
d) Dijo de que se iba.
e) Contestó de que estaba enfermo.
f) Pienso de que es tarde.
g) Le dijo que pronto llegaría.
h) Creo de que no está bien.
i) Bueno, opino que lo que dices es correcto.
j) Le preocupa de que todos lo critiquen.
OTROS
1.Transforme las siguientes expresiones incorrectas a formas correctas.
a) Llegó sentándose.
b) Le envió una caja conteniendo dinero.
c) Vi un árbol floreciendo.
d) El asesino huyó, siendo detenido horas después.
e) Unamuno nació en Bilbao, muriendo en Salamanca.
f) Se dictó una ley disponiendo lo contrario.
g) Habían muchas dificultades desde un principio.
h) Se necesitan empleadas del hogar.
i) Se alquilan muchas habitaciones.
j) Hiso lo correcto y fué a verlos.
2.¿Cuántas tildes faltan en el siguiente texto?
Esteban murio de una herida en el torax que le produjo su huesped al confundirlo con un ladron. Su hijo se enfermo de melancolia profunda de la que lucho por sacarlo su hermana Helen, al verlo tan sombrio y taciturno.
a) 5
b) 7
c) 8
d) 9
e)10
3 ¿ Qué oración necesita punto y coma?
a) No lo vi llegar pero escuché sus pasos.
b) Llévalo allá y las cajas déjalas aquí.
c) Tú vendrás con nosotros Elisa, con Lita.
d) No lo dude más amigo compre ya.
e) Adiós pero siempre te recordaré.
4. En los textos siguientes, coloque las tildes donde correspondan:
a) Otro dia (no pareciéndome estar allí seguro) fuime a un lugar que llaman Maqueda, adonde me toparon mis pecados con un clerigo, que, llegando a pedir limosna, me pregunto si sabia ayudar a misa; yo dije que si, como era verdad. Que aunque maltratado, mil cosas buenas me mostro el ciego, y una de ellas fue esta.
Anónimo: El Lazarilo de Tormes
b) Ignore mucho tiempo lo que habia sido de aquel pobre jefe de batallon; tanto mas cuanto que no me habia dicho su nombre ni yo se lo pregunte. Un dia, sin embargo, en el cafe, creo que en 1825, un viejo capitan de infantería, a quien se lo describi mientras esperábamos la parada, me dio algunas noticias suyas.
Resolver estos ejercicios. Los corregiremos cuando vuelva de mi viaje.
Ejercicio 1: 40 oraciones para ejercitar la coma
1. Es un chico muy reservado estudioso y de buena familia.
2. Acudió toda la familia: abuelos padres hijos cuñados etc.
3. Efectivamente tienes razón.
4. El perro el gato y el ratón son animales mamíferos.
5. Estaba preocupado por su familia por su trabajo por su salud.
6. Julio ven acá.
7. Pagó el traje el bolso y los zapatos y salió de la tienda.
8. He dicho que me escuchéis muchachos.
9. Puedes llevarte mi cámara de fotos pero ten mucho cuidado.
10. Estas dos palabras son sinónimas es decir significan lo mismo.
11. Por consiguiente no vamos a tomar ninguna resolución precipitada.
12. Estoy alegre Isabel por el regalo.
13. En ese momento Adrián el marido de mi hermana dijo que nos ayudaría.
14. Cogieron muchas cerezas aunque todas picadas por los pájaros.
15. La presencia de la protagonista de la película que vestía un espectacular traje de noche produjo muy diferentes comentarios.
16. No obstante es necesario reformar los estatutos.
17. Los vientos del Sur que en aquellas abrasadas regiones son muy frecuentes incomodan a los viajeros.
18. Toda mi familia incluido mi hermano estaba de acuerdo.
19. Ella es entre mis amigas la más querida.
20. Es noble porque tiene un palacio.
21. Considerando las últimas investigaciones realizadas por el Centro de Investigación la respuesta a tu pregunta es afirmativa.
22. Tales incidentes sin embargo no se repitieron.
23. Te dije que busques ayuda. No pienses que solo lo vas a lograr.
24. La verdad escribe un político se ha de sustentar con razones.
25. Las estanterías del rincón estaban perfectamente organizadas.
26. La medicina preventiva como ya ha quedado apuntado anteriormente permitirá evadir enfermedades.
27. Este tipo de accidentes suceden generalmente por errores humanos.
28. Están en casa pues tienen la luz encendida.
29. Considero que este asunto es de gran importancia.
30. Él es tan alto que podría jugar en la selección de baloncesto.
31. Quito 7 de enero de 2006
32. No vendrá me parece hasta la última hora.
33. En primer lugar tenemos que solucionar los problemas internos.
34. A pesar de todo lo que se dijo considero que esto es una vil mentira.
35. Pedro Páramo novela escrita en 1955 es una obra de gran valor para Latinoamérica.
36. La obra Del amor y otros demonios de Gabriel García Márquez es una novela con mucho éxito.
37. Todo saldrá bien y tendremos muchas ganancias incluyendo lo que sacamos el mes anterior.
38. La respuesta estaba a su alcance. Sin embargo tenía que esforzarse un poco.
39. Esto es más fácil de lo que parecía en una primera instancia.
40. Sí finalmente terminé y soy un experto en esto de las comas creo.
Ejercicio 2: National Geographic encuentra a la niña afgana de los ojos verdes
Coloca la coma, el punto, las comillas y la tilde donde sea necesario
Cuando la emblematica foto de Steve McCurry de una hermosa niña afgana volvio a la portada de National Geographic en una edicion especial en noviembre pasado el fotografo casi habia perdido toda esperanza de encontrarla con vida en un pais azotado por el regimen taliban y la campaña militar de EE UU.
McCurry que hizo la foto en junio de 1984 en el campamento de refugiados Nasir Bagh de Pakistn durante la guerra contra la invasion sovietica nunca supo el nombre de la chica tras una intensa busqueda de mas de 17 años McCurry la ha encontrado y la ha vuelto a fotografiar.
Pero Sharbat Gula como se llama la niña que a los 12 años en 1985 se convirtio en la portada mas famosa de la revista en sus 114 años de existencia no es la misma en su avejentado rostro ya no brillan con la misma intensidad esos ojos verdes que cautivaron al mundo y que se convirtieron en todo un simbolo de la miseria y el sufrimiento del pueblo afgano.
Una certeza del 99,9%
Aunque sus numerosos viajes a la zona y sus pesquisas aldea por aldea habian resultado en vano el fotografo no se rindio y en enero de este año finalmente la encontro en una aldea remota de Afganistán convertida en una mujer tradicional pastun de 30 años casada y madre de tres hijos.
Pense que las posibilidades de dar con ella eran muy escasas ha declarado el fotografo que a pesar de todo seguia guardando una pequeña esperanza.
Gracias a una red de contactos que comenzo en el mismo campo de refugiados y donde al cabo de 17 años logro saber su nombre encontro a Sharbat Gula cuya identidad ha sido confirmada al 99,9% mediante una tecnologia de reconocimiento facial del FBI y la comparacion de los iris de ambas fotografias.
Pero McCurry no tiene ninguna duda en el mismo instante en el que la vi supe que era ella estoy absolutamente seguro la complejidad de emociones que expresaban sus cautivadores ojos en la primera fotografia continua en ellos. ¿Es miedo se trata de un trauma o de una vida atormentada? Sea lo que sea es muy hermoso.
Cuando fotografo y modelo se vieron de nuevo Sharbat confirmo a McCurry que nadie mas la ha fotografiado ademas le conto que poco despues de su encuentro en Pakistan en 1985 se caso y regreso a su pais.
A lo largo de los años dio a luz cuatro hijos aunque uno de ellos murio al poco de nacer tras lograr el permiso de su marido Ramat Gul McCurry ha cumplido su sueño de fotografiarla otra vez.
Ejercicio 3. Partiendo de un texto de Julio Cortázar el alumno ha de insertar los signos de puntuación. Evidentemente no tiene una única solución.
«Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj» Julio Cortázar
piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido una cadena de rosas un calabozo de aire no te dan solamente el reloj que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca suizo con ancora de rubies no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te ataras a la muñeca y pasearas contigo te regalan —no lo saben lo terrible es que no lo saben— te regalan un nuevo pedazo fragil y precario de ti mismo algo que es tuyo pero no es tu cuerpo que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgandose de tu muñeca te regalan la necesidad de darle cuerda todos los dias la obligacion de darle cuerda para que siga siendo un reloj te regalan la obsesion de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerias en el anuncio por la radio en el servicio telefonico te regalan el miedo de perderlo de que te lo roben de que se te caiga al suelo y se rompa te regalan su marca y la seguridad de que es una marca mejor que las otras te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demas relojes no te regalan un reloj tu eres el regalado a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj
Ejercicio 4.-
1. Escribe las siguientes horas con números.
· Diez y veinticinco.
· Doce y cuarto.
· Once y cuarenta y dos.
· Cinco y media.
· Tres y veintisiete.
2. Justifica el uso de los puntos suspensivos en las siguientes oraciones:
· Y en aquel momento...
· Vinieron Juan, Pedro, María...
· Quiero decírtelo, pero... no merece la pena.
· Bueno..., no sé..., si tú quisieras...
· En un lugar de la Mancha (...), un hidalgo caballero...
3. Utiliza de forma abreviada las siguientes palabras: señor, señora, doctor, doctora, latín, geometría, adverbio de lugar, adverbio de modo, sustantivo, peseta, pesetas.
4. Justifica el uso de los puntos en el siguiente texto y acentúalo (faltan 26 tildes):
Antes de cinco minutos, el mismo avion negro volvio a pasar en la direccion contraria, a igual altura que la primera vez. Volaba inclinado sobre el ala izquierda y en la ventanilla de ese lado vi de nuevo, perfectamente, al hombre que examinaba el mar con unos prismaticos. Volvi a agitar la camisa. Ahora no la agitaba desesperadamente. La agitaba con calma, no como si estuviera pidiendo auxilio, sino como lanzando un emocionado saludo de agradecimiento a mis descubridores.
A medida que avanzaba me parecio que iba perdiendo altura [...]. Por un momento estuvo volando en linea recta, casi al nivel del agua. Pense que estaba acuatizando y me prepare a remar hacia el lugar en que descendiera. Pero un instante despues volvio a tomar altura, dio la vuelta y paso por tercera vez sobre mi cabeza. Entonces no agite la camisa con desesperacion. Aguarde que estuviera exactamente sobre la balsa. Le hice una breve señal y espere que pasara de nuevo, cada vez mas bajo. Pero ocurrio todo lo contrario: tomo altura rapidamente y se perdio por donde habia aparecido. Sin embargo, no tenia que preocuparme. Estaba seguro de queme habia visto, volando tan bajo y exactamente sobre la balsa. Tranquilo, despreocupado y feliz, me sente a esperar.
Gabriel Garcia Marquez. Relato de un naufrago. Tusquets Editores
Los siguientes ejercicios experimentan sobre textos de nuestros clásicos, buscando alterar su sentido mediante una adecuada puntuación. Además de comas y acentos, se permiten alteraciones de capitalización.
1. ¿Qué es cosa y cosa, Constanza? Diréis vos, que yo no sé.
(Baltasar de Alcázar: Adivinanza)
Variante:
¿Qué es cosa y...? ¿Cosa? Constanza, diréis vos que yo no sé.
2. Al arrullo de una oración santa en las tumbas nuestras, flores crecerán.
(Himno de Artillería)
Variante:
Al arrullo de una oración santa en las tumbas, nuestras flores crecerán.
3. Sí podemos: lo haremos.
(De un manual de literatura estimulante)
Variante:
Si podemos, lo haremos.
4. O César o cesar.
Servil, ser vil.
(Del refranero popular)
5. Es verdad; pues reprimamos
esta fiera condición,
esta furia, esta ambición,
por si alguna vez soñamos.
(Pedro Calderón de la Barca: La Vida es sueño)
Variante:
Es verdad pues. Reprimamos
esta fiera. Condición
ésta, furia ésta, ambición
por sí. ¿Alguna vez soñamos?
6. La soledad. No se siente
el mundo: sus hojas sella.
Ya la luz abre su huella
en la tersura indolente.
Acogida está la frente
al regazo del hastío.
¿Qué prisa, qué desvarío
a la belleza hizo ajena?
Porque sólo el tiempo llena
el blanco papel vacío.
(Luis Cernuda: Paisajes)
Variante:
La soledad no se siente.
El mundo... Sus hojas sella
ya la luz. Abre su huella
(en la tersura, indolente,
acogida está) la frente
al regazo. Del hastío,
¿qué prisa?, ¿qué desvarío?
¿A la belleza hizo? Ajena,
¿por qué solo? El tiempo llena
el blanco papel. Vacío...
MODERNISMO HISPANOAMERICANO RUBÉN DARÍO
RUBÉN DARÍO
LO FATAL
DICHOSO el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
¡Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos
y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...
LOS MOTIVOS DEL LOBO
El varón que tiene corazón de lis,
alma de querube, lengua celestial,
el mínimo y dulce Francisco de Asís,
está con un rudo y torvo animal,
bestia temerosa, de sangre y de robo,
las fauces de furia, los ojos de mal:
el lobo de Gubbia, el terrible lobo,
rabioso, ha asolado los alrededores;
cruel ha deshecho todos los rebaños;
devoró corderos, devoró pastores,
y son incontables sus muertes y daños.
Fuertes cazadores armados de hierros
fueron destrozados. Los duros colmillos
dieron cuenta de los más bravos perros,
como de cabritos y de corderillos.
Francisco salió:
al lobo buscó
en su madriguera.
Cerca de la cueva encontró a la fiera
enorme, que al verle se lanzó feroz
contra él. Francisco, con su dulce voz,
alzando la mano,
al lobo furioso dijo: ?¡Paz, hermano
lobo! El animal
contempló al varón de tosco sayal;
dejó su aire arisco,
cerró las abiertas fauces agresivas,
y dijo: ?¡Está bien, hermano Francisco!
¡Cómo! ?exclamó el santo?. ¿Es ley que tú vivas
de horror y de muerte?
¿La sangre que vierte
tu hocico diabólico, el duelo y espanto
que esparces, el llanto
de los campesinos, el grito, el dolor
de tanta criatura de Nuestro Señor,
no han de contener tu encono infernal?
¿Vienes del infierno?
¿Te ha infundido acaso su rencor eterno
Luzbel o Belial?
Y el gran lobo, humilde: ?¡Es duro el invierno,
y es horrible el hambre! En el bosque helado
no hallé qué comer; y busqué el ganado,
y en veces comí ganado y pastor.
¿La sangre? Yo vi más de un cazador
sobre su caballo, llevando el azor
al puño; o correr tras el jabalí,
el oso o el ciervo; y a más de uno vi
mancharse de sangre, herir, torturar,
de las roncas trompas al sordo clamor,
a los animales de Nuestro Señor.
Y no era por hambre, que iban a cazar.
Francisco responde: ?En el hombre existe
mala levadura.
Cuando nace viene con pecado. Es triste.
Mas el alma simple de la bestia es pura.
Tú vas a tener
desde hoy qué comer.
Dejarás en paz
rebaños y gente en este país.
¡Que Dios melifique tu ser montaraz!
?Está bien, hermano Francisco de Asís.
?Ante el Señor, que todo ata y desata,
en fe de promesa tiéndeme la pata.
El lobo tendió la pata al hermano
de Asís, que a su vez le alargó la mano.
Fueron a la aldea. La gente veía
y lo que miraba casi no creía.
Tras el religioso iba el lobo fiero,
y, baja la testa, quieto le seguía
como un can de casa, o como un cordero.
Francisco llamó la gente a la plaza
y allí predicó.
Y dijo: ?He aquí una amable caza.
El hermano lobo se viene conmigo;
me juró no ser ya vuestro enemigo,
y no repetir su ataque sangriento.
Vosotros, en cambio, daréis su alimento
a la pobre bestia de Dios. ?¡Así sea!,
contestó la gente toda de la aldea.
Y luego, en señal
de contentamiento,
movió testa y cola el buen animal,
y entró con Francisco de Asís al convento.
*
Algún tiempo estuvo el lobo tranquilo
en el santo asilo.
Sus bastas orejas los salmos oían
y los claros ojos se le humedecían.
Aprendió mil gracias y hacía mil juegos
cuando a la cocina iba con los legos.
Y cuando Francisco su oración hacía,
el lobo las pobres sandalias lamía.
Salía a la calle,
iba por el monte, descendía al valle,
entraba en las casas y le daban algo
de comer. Mirábanle como a un manso galgo.
Un día, Francisco se ausentó. Y el lobo
dulce, el lobo manso y bueno, el lobo probo,
desapareció, tornó a la montaña,
y recomenzaron su aullido y su saña.
Otra vez sintióse el temor, la alarma,
entre los vecinos y entre los pastores;
colmaba el espanto los alrededores,
de nada servían el valor y el arma,
pues la bestia fiera
no dio treguas a su furor jamás,
como si tuviera
fuegos de Moloch y de Satanás.
Cuando volvió al pueblo el divino santo,
todos lo buscaron con quejas y llanto,
y con mil querellas dieron testimonio
de lo que sufrían y perdían tanto
por aquel infame lobo del demonio.
Francisco de Asís se puso severo.
Se fue a la montaña
a buscar al falso lobo carnicero.
Y junto a su cueva halló a la alimaña.
?En nombre del Padre del sacro universo,
conjúrote ?dijo?, ¡oh lobo perverso!,
a que me respondas: ¿Por qué has vuelto al mal?
Contesta. Te escucho.
Como en sorda lucha, habló el animal,
la boca espumosa y el ojo fatal:
?Hermano Francisco, no te acerques mucho...
Yo estaba tranquilo allá en el convento;
al pueblo salía,
y si algo me daban estaba contento
y manso comía.
Mas empecé a ver que en todas las casas
estaban la Envidia, la Saña, la Ira,
y en todos los rostros ardían las brasas
de odio, de lujuria, de infamia y mentira.
Hermanos a hermanos hacían la guerra,
perdían los débiles, ganaban los malos,
hembra y macho eran como perro y perra,
y un buen día todos me dieron de palos.
Me vieron humilde, lamía las manos
y los pies. Seguía tus sagradas leyes,
todas las criaturas eran mis hermanos:
los hermanos hombres, los hermanos bueyes,
hermanas estrellas y hermanos gusanos.
Y así, me apalearon y me echaron fuera.
Y su risa fue como un agua hirviente,
y entre mis entrañas revivió la fiera,
y me sentí lobo malo de repente;
mas siempre mejor que esa mala gente.
y recomencé a luchar aquí,
a me defender y a me alimentar.
Como el oso hace, como el jabalí,
que para vivir tienen que matar.
Déjame en el monte, déjame en el risco,
déjame existir en mi libertad,
vete a tu convento, hermano Francisco,
sigue tu camino y tu santidad.
El santo de Asís no le dijo nada.
Le miró con una profunda mirada,
y partió con lágrimas y con desconsuelos,
y habló al Dios eterno con su corazón.
El viento del bosque llevó su oración,
que era: Padre nuestro, que estás en los cielos...
CANTOS DE VIDA Y ESPERANZA
Rubén Darío
A José Enrique Rodó
I
Yo soy aquel que ayer no más decía
el verso azul y la canción profana,
en cuya noche un ruiseñor había
que era alondra de luz por la mañana.
El dueño fui de mi jardín de sueño,
lleno de rosas y de cisnes vagos;
el dueño de las tórtolas, el dueño
de góndolas y liras en los lagos;
y muy siglo dieciocho y muy antiguo
y muy moderno; audaz, cosmopolita;
con Hugo fuerte y con Verlaine ambiguo,
y una sed de ilusiones infinitas.
Yo supe de dolor desde mi infancia,
mi juventud... ¿fue juventud la mía?
Sus rosas aún me dejan la fragancia...
una fragancia de melancolía...
Potro sin freno se lanzó mi instinto,
mi juventud montó potro sin freno;
iba embriagada y con puñal al cinto;
si no cayó, fue porque Dios es bueno.
En mi jardín se vio una estatua bella;
se juzgó de mármol y era carne viva;
un alma joven habitaba en ella,
sentimental, sensible, sensitiva.
Y tímida, ante el mundo, de manera
que encerrada en silencio no salía,
sino cuando en la dulce primavera
era la hora de la melodía...
Hora de ocaso y de discreto beso;
hora crepuscular y de retiro;
hora de madrigal y de embeleso,
de "te adoro", de "¡ay!" y de suspiro.
Y entonces era en la dulzaina un juego
de misteriosas gamas cristalinas,
un renovar de notas del Pan griego
y un desgranar de músicas latinas.
Con aire tal y con ardor tan vivo,
que a la estatua nacían de repente
en el muslo viril patas de chivo
y dos cuernos de sátiro en la frente.
Como la Galatea gongorina
me encantó la marquesa varleniana,
y así juntaba a la pasión divina
una sensual hiperestesia humana;
todo ansia, todo ardor, sensación pura
y vigor natural; y sin falsía,
y sin comedia y sin literatura...:
Si hay un alma sincera, ésa es la mía.
La torre de marfil tentó mi anhelo;
quise encerrarme dentro de mí mismo,
y tuve hambre de espacio y sed de cielo
desde las sombras de mi propio abismo.
Como la esponja que la sal satura
en el jugo del mar, fue el dulce y tierno
corazón mío, henchido de amargura
por el mundo, la carne y el infierno.
Mas, por la gracia de Dios, en mi conciencia
el Bien supo elegir la mejor parte;
y si hubo áspera hiel en mi existencia,
melificó toda acritud el Arte.
Mi intelecto libré de pensar bajo,
bañó el agua castalia el alma mía,
peregrinó mi corazón y trajo
de la sagrada selva la armonía.
¡Oh, la selva sagrada! ¡Oh, la profunda
emanación del corazón divino
de la sagrada selva! ¡Oh, la fecunda
fuente cuyo virtud vence al destino!
Bosque ideal que lo real complica,
allí el cuerpo arde y vive y Psiquis vuela;
mientras abajo el sátiro fornica,
ebria de azul deslíe Filomela.
Perla de ensueño y música amorosa
en la cúpula en flor del laurel verde,
Hipsipila sutil liba en la rosa,
y la boca del fauno el pezón muerde.
Allí va el dios en celo tras la hembra,
y la caña de Pan se alza del lodo;
la eterna vida sus semillas siembra,
y brota la armonía del gran Todo.
El alma que entra allí debe ir desnuda,
temblando de deseo y fiebre santa,
sobre cardo heridor y espina aguda:
así sueña, así vibra y así canta.
Vida, luz y verdad, tal triple llama
produce la interior llama infinita.
El Arte puro como Cristo exclama:
¡Ego sum lux et veritas et vita!
Y la vida es misterio, la luz ciega
y la verdad inaccesible asombra;
la adusta perfección jamás se entrega,
y el secreto ideal duerme en la sombra.
Por eso ser sincero es ser potente;
de desnuda que está, brilla la estrella;
el agua dice el alma de la fuente
en la voz de cristal que fluye de ella.
Tal fue mi intento, hacer del alma pura
mía, una estrella, una fuente sonora,
con el horro de la literatura
y loco de crepúsculo y de aurora.
Del crepúsculo azul que da la pauta
que los celestes éxtasis inspira,
bruma y tono menor ¡toda la flauta!,
y Aurora, hija del Sol ¡toda la lira!
Pasó una piedra que lanzó una honda;
pasó una flecha que aguzó un violento.
La piedra de la honda fue a la onda,
y la flecha del odio fuese al viento.
La virtud está en ser tranquilo y fuerte;
con el fuego interior todo se abrasa;
si triunfa del rencor y de la muerte,
y hacia Belén... ¡la caravana pasa!
El velo de la reina Mab
[Cuento. Texto completo]
Rubén Darío
La reina Mab, en su carro hecho de una sola perla, tirado por cuatro coleópteros de petos dorados y alas de pedrería, caminando sobre un rayo de sol, se coló por la ventana de una buhardilla donde estaban cuatro hombres flacos, barbudos e impertinentes, lamentándose como unos desdichados.
Por aquel tiempo, las hadas habían repartido sus dones a los mortales. A unos habían dado las varitas misteriosas que llenan de oro las pesadas cajas del comercio; a otros unas espigas maravillosas que al desgranarlas colmaban las trojes de riqueza; a otros unos cristales que hacían ver en el riñón de la madre tierra, oro y piedras preciosas; a quiénes cabelleras espesas y músculos de Goliat, y mazas enormes para machacar el hierro encendido; y a quiénes talones fuertes y piernas ágiles para montar en las rápidas caballerías que se beben el viento y que tienen las crines en la carrera.
Los cuatro hombres se quejaban. Al uno le había tocado en suerte una cantera, al otro el iris, al otro el ritmo, al otro el cielo azul.
***
La reina Mab oyó sus palabras. Decía el primero:
-¡Y bien! ¡Heme aquí en la gran lucha de mis sueños de mármol! Yo he arrancado el bloque y tengo el cincel. Todos tenéis, unos el oro, otros la armonía, otros la luz; yo pienso en la blanca y divina Venus que muestra su desnudez bajo el plafond color de cielo. Yo quiero dar a la masa la línea y la hermosura plástica; y que circule por las venas de la estatua una sangre incolora como la de los dioses. Yo tengo el espíritu de Grecia en el cerebro, y amo los desnudos en que la ninfa huye y el fauno tiende los brazos. ¡Oh Fidias! Tú eres para mí soberbio y augusto como un semi-dios, en el recinto de la eterna belleza, rey ante un ejército de hermosuras que a tus ojos arrojan el magnífico chitón, mostrando la esplendidez de la forma, en sus cuerpos de rosa y de nieve. Tú golpeas, hieres y domas el mármol, y suena el golpe armónico como un verso, y te adula la cigarra, amante del sol, oculta entre los pámpanos de la viña virgen. Para ti son los Apolos rubios y luminosos, las Minervas severas y soberanas. Tú, como un mago, conviertes la roca en simulacro y el colmillo del elefante en copa del festín. Y al ver tu grandeza siento el martirio de mi pequeñez. Porque pasaron los tiempos gloriosos. Porque tiemblo ante las miradas de hoy. Porque contemplo el ideal inmenso y las fuerzas exhaustas. Porque a medida que cincelo el bloque me ataraza el desaliento.
***
Y decía el otro:
-Lo que es hoy romperé mis pinceles. ¿Para qué quiero el iris, y esta gran paleta del campo florido, si a la postre mi cuadro no será admitido en el salón? ¿Qué abordaré? He recorrido todas las escuelas, todas las inspiraciones artísticas. He pintado el torso de Diana y el rostro de la Madona. He pedido a las campiñas sus colores, sus matices; he adulado a la luz como a una amada, y la he abrazado como a una querida. He sido adorador del desnudo, con sus magnificencias, con los tonos de sus carnaciones y con sus fugaces medias tintas. He trazado en mis lienzos los nimbos de los santos y las alas de los querubines. ¡Ah, pero siempre el terrible desencanto! ¡El porvenir! ¡Vender una Cleopatra en dos pesetas para poder almorzar!
¡Y yo, que podría en el estremecimiento de mi inspiración, trazar el gran cuadro que tengo aquí adentro...!
***
Y decía el otro:
-Perdida mi alma en la gran ilusión de mis sinfonías, temo todas las decepciones. Yo escucho todas las armonías, desde la lira de Terpandro hasta las fantasías orquestales de Wagner. Mis ideales, brillan en medio de mis audacias de inspirado. Yo tengo la percepción del filósofo que oyó la música de los astros. Todos los ruidos pueden aprisionarse, todos los ecos son susceptibles de combinaciones. Todo cabe en la línea de mis escalas cromáticas.
La luz vibrante es himno, y la melodía de la selva halla un eco en mi corazón. Desde el ruido de la tempestad hasta el canto del pájaro, todo se confunde y enlaza en la infinita cadencia. Entre tanto, no diviso sino la muchedumbre que befa y la celda del manicomio.
***
Y el último:
-Todos bebemos del agua clara de la fuente de Jonia. Pero el ideal flota en el azul; y para que los espíritus gocen de su luz suprema, es preciso que asciendan. Yo tengo el verso que es de miel y el que es de oro, y el que es de hierro candente. Yo soy el ánfora del celeste perfume: tengo el amor. Paloma, estrella, nido, lirio, vosotros conocéis mi morada. Para los vuelos inconmensurables tengo alas de águila que parten a golpes mágicos el huracán. Y para hallar consonantes, los busco en dos bocas que se juntan; y estalla el beso, y escribo la estrofa, y entonces si veis mi alma, conoceréis a mi Musa. Amo las epopeyas, porque de ellas brota el soplo heroico que agita las banderas que ondean sobre las lanzas y los penachos que tiemblan sobre los cascos; los cantos líricos, porque hablan de las diosas y de los amores; y las églogas, porque son olorosas a verbena y a tomillo, y al sano aliento del buey coronado de rosas. Yo escribiría algo inmortal; mas me abruma un porvenir de miseria y de hambre...
***
Entonces la reina Mab, del fondo de su carro hecho de una sola perla, tomó un velo azul, casi impalpable, como formado de suspiros, o de miradas de ángeles rubios y pensativos. Y aquel velo era el velo de los sueños, de los dulces sueños que hacen ver la vida de color de rosa. Y con él envolvió a los cuatro hombres flacos, barbudos e impertinentes. Los cuales cesaron de estar tristes, porque penetró en su pecho la esperanza, y en su cabeza el sol alegre, con el diablillo de la vanidad, que consuela en sus profundas decepciones a los pobres artistas.
Y desde entonces, en las buhardillas de los brillantes infelices, donde flota el sueño azul, se piensa en el porvenir como en la aurora, y se oyen risas que quitan la tristeza, y se bailan extrañas farándolas alrededor de un blanco Apolo, de un lindo paisaje, de un violín viejo, de un amarillento manuscrito.
MODERNISMO HISPANOAMERICANO LEOPOLDO LUGONES
DELECTACIÓN MOROSA
La tarde, con ligera pincelada
que iluminó la paz de nuestro asilo,
apuntó en su matiz crisoberilo
una sutil decoración morada.
Surgió enorme la luna en la enramada;
las hojas agravaban su sigilo,
y una araña en la punta de su hilo,
tejía sobre el astro, hipnotizada.
Poblóse de murciélagos el combo
cielo, a manera de chinesco biombo;
sus rodillas exangües sobre el plinto
manifestaban la delicia inerte,
y a nuestros pies un río de jacinto
corría sin rumor hacia la muerte.
EL HORNERO
La casita del hornero
tiene alcoba y tiene sala.
En la alcoba la hembra instala
justamente el nido entero.
En la sala, muy orondo,
el padre guarda la puerta,
con su camisa entreabierta
sobre su buche redondo.
Lleva siempre un poco viejo
su traje aseado y sencillo,
que, con tanto hacer ladrillo,
se la habrá puesto bermejo.
Elige como un artista
el gajo de un sauce añoso,
o en el poste rumoroso
se vuelve telegrafista.
Allá, si el barro está blando,
canta su gozo sincero.
Yo quisiera ser hornero
y hacer mi choza cantando.
Así le sale bien todo,
y así, en su honrado desvelo,
trabaja mirando al cielo
en el agua de su lodo.
Por fuera la construcción,
como una cabeza crece,
mientras, por dentro, parece
un tosco y buen corazón.
Pues como su casa es centro
de todo amor y destreza,
la saca de su cabeza
y el corazón pone adentro.
La trabaja en paja y barro,
lindamente la trabaja,
que en el barro y en la paja
es arquitecto bizarro.
La casita del hornero
tiene sala y tiene alcoba,
y aunque en ella no hay escoba,
limpia está con todo esmero.
Concluyó el hornero el horno,
y con el último toque,
le deja áspero el revoque
contra el frío y el bochorno.
Ya explora al vuelo el circuito,
ya, cobre la tierra lisa,
con tal fuerza y garbo pisa,
que parece un martillito.
La choza se orea, en tanto,
esperando a su señora,
que elegante y avizora,
llena su humildad de encanto.
Y cuando acaba, jovial,
de arreglarla a su deseo,
le pone con un gorjeo
su vajilla de cristal.
SALMO PLUVIAL
Tormenta
Érase una caverna de agua sombría el cielo;
el trueno, a la distancia, radaba su peñón;
y una remota brisa de conturbado vuelo,
se acidulaba en tenue frescura de limón.
Como caliente polen exhaló el campo seco
un relente de trébol lo que empezó a llover.
Bajo la lenta sombra, colgada en denso fleco,
se vio el caudal con vívidos azules florecer.
Una fulmínea verga rompió el aire al soslayo;
sobre la tierra atónita cruzó un pavor mortal;
y el firmamento entero se derrumbó en un rayo,
como un inmenso techo de hierro y de cristal.
Lluvia
Y un mimbreral vibrante fue el chubasco resuelto
que plantaba sus líquidas varillas al trasluz,
o en pajonales de agua se espesaba revuelto,
descerrajando al paso su pródigo arcabuz.
Saltó la alegre lluvia por taludes y cauces,
descolgó del tejado sonoro caracol;
y luego, allá a lo lejos, se desnudó en los sauces,
transparente y dorada bajo un rayo de sol.
Calma
Delicia de los árboles que abrevó el aguacero.
Delicia de los gárrulos raudales en desliz.
Cristalina delicia del trino del jilguero.
Delicia serenísima de la tarde feliz.
Plenitud
El cerro azul estaba fragante de romero,
y en los profundos campos silbaba la perdiz.
MODERNISMO HISPANOAMERICANO JOSÉ MARTÍ
JOSÉ MARTÍ
BANQUETE DE TIRANOS
Hay una raza vil de hombres tenaces
De sí propio inflados, y hechos todos,
Todos, del pelo al pie, de garra y diente:
Y hay otros, como flor, que al viento exhalan
En el amor del hombre su perfume.
Como en el bosque hay tòrtolas y fieras
Y plantas insectívoras y pura
Sensitiva y clavel en los jardines.
De alma de hombres los unos se alimentan:
Los otros su alma dan a que se nutran
Y perfumen su diente los glotones,
Tal como el hierro frío en las entrañas
De la virgen que mata se calienta.
A un banquete se sientan los tiranos
Donde se sirven hombres; y esos viles
Que a los tiranos aman, diligentes
Cerebro y corazòn de hombres devoran:
Pero cuando la mano ensangrentada
Hunden en el manjar, del mártir muerto
Surge una luz que les aterra, flores
Grandes como una cruz súbito surgen
Y huyen, rojo el hocico, y pavoridos
A sus negras entrañas los tiranos.
Los que se aman a sí: los que la augusta
Razòn a su avaricia y gula ponen:
Los que no ostentan en la frente honrada
Ese cinto de luz que el yugo funde
Como el inmenso sol en ascuas quiebra
Los astros que a su seno se abalanzan:
Los que no llevan del decoro humano
Ornado el sano pecho: los menores
Y segundones de la vida, sòlo
A su goce ruin y medro atentos
Y no al concierto universal.
Danzas, comidas, músicas, harenes,
Jamás la aprobaciòn de un hombre honrado.
Y si acaso sin sangre hacerse puede
Hágase... clávalos, clávalos
En el horcòn más alto del camino
Por la mitad de la villana frente,
A la grandiosa humanidad traidores.
Como implacable obrero
Que un féretro de bronce clavetea,
Los que contigo
Se parten la naciòn a dentelladas.
Cultivo una Rosa Blanca
Cultivo una rosa blanca
En Junio como en Enero,
Para el amigo sincero,
Que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
El corazón con que vivo,
Cardo ni ortiga cultivo
cultivo una rosa blanca.
Versos Sencillos
Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma.
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.
Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.
Yo sé los nombres extraños
De las yerbas y las flores,
Y de mortales engaños,
Y de sublimes dolores.
Yo he visto en la noche oscura
Llover sobre mi cabeza
Los rayos de lumbre pura
De la divina belleza.
Alas nacer vi en los hombros
De las mujeres hermosas:
Y salir de los escombros
Volando las mariposas.
He visto vivir a un hombre
Con el puñal al costado,
Sin decir jamás el nombre
De aquella que lo ha matado.
Rápida, como un reflejo,
Dos veces vi el alma, dos:
Cuando murió el pobre viejo,
Cuando ella me dijo adiós.
Temblé una vez –en la reja,
A la entrada de la viña.—
Cuando la bárbara abeja
Picó en la frente a mi niña.
Gocé una vez, de tal suerte
Que gocé cual nunca: --cuando
La sentencia de mi muerte
Leyó el alcalde llorando.
Oigo un suspiro, a través
De las tierras y la mar,
Y no es un suspiro, --es
Que mi hijo va a despertar.
Si dicen que del joyero
Tome la joya mejor
Tomo a un amigo sincero
Y pongo a un lado el amor.
Yo he visto al águila herida
Volar al azul sereno,
Y morir en su guarida
La víbora del veneno.
Yo sé bien que cuando el mundo
Cede, lívido, al descanso,
Sobre el silencio profundo
Murmura el arroyo manso.
Yo he puesto la mano osada
De horror y júbilo yerta,
Sobre la estrella apagada
Que cayó frente a mi puerta.
Oculto en mi pecho bravo
La pena que me lo hiere:
El hijo de un pueblo esclavo
Vive por él, calla, y muere.
Todo es hermoso y constante,
Todo es música y razón,
Y todo, como el diamante,
Antes que luz es carbón.
Yo sé que el necio se entierra
Con gran lujo y con gran llanto,--
Y que no hay fruta en la tierra
Como la del camposanto.
Callo, y entiendo, y me quito
La pompa del rimador:
Cuelgo de un árbol marchito
Mi muceta de doctor.
V
Si ves un monte de espumas,
Es mi verso lo que ves:
Mi verso es un monte, y es
Un abanico de plumas.
Mi verso es como un puñal
Que por el puño echa flor:
Mi verso es un surtidor
Que da un agua de coral.
Mi verso es de un verde claro
Y de un carmín encendido:
Mi verso es un ciervo herido
Que busca en el monte amparo.
Mi verso al valiente agrada:
Mi verso, breve y sincero,
Es del vigor del acero
Con que se funde la espada.
X
El alma trémula y sola
Padece al anochecer:
Hay baile; vamos a ver
La bailarina española.
Han hecho bien en quitar
El banderón de la acera;
Porque si está la bandera,
No sé, yo no puedo entrar.
Ya llega la bailarina:
Soberbia y pálida llega:
¿Cómo dicen que es gallega?
Pues dicen mal: es divina.
Lleva un sombrero torero
Y una capa carmesí:
¡Lo mismo que un alelí!
Que se pusiese un sombrero!
Se ve, de paso, la ceja,
Ceja de mora traidora:
Y la mirada, de mora:
Y como nieve la oreja.
Preludian, bajan la luz,
Y sale en bata y mantón,
La virgen de la Asunción
Bailando un baile andaluz.
Alza, retando, la frente;
Crúzase al hombre la manta:
En arco el brazo levanta:
Mueve despacio el pie ardiente.
Repica con los tacones
El tablado zalamera,
Como si la tabla fuera
Tablado de corazones.
Y va el convite creciendo
En las llamas de los ojos,
Y el manto de flecos rojos
Se va en el aire meciendo.
Súbito, de un salto arranca:
Húrtase, se quiebra, gira:
Abre en dos la cachemira,
Ofrece la bata blanca.
El cuerpo cede y ondea;
La boca abierta provoca;
Es un rosa la boca:
Lentamente taconea.
Recoge, de un débil giro,
El manto de flecos rojos:
Se va, cerrando los ojos,
Se va, como en un suspiro...
Baila muy bien la española;
Es blanco y rojo el mantón:
¡Vuelve, fosca a su rincón,
El alma trémula y sola!
XI
Yo tengo un paje muy fiel
Que me cuida y que me gruñe,
Y al salir, me limpia y bruñe
Mi corona de laurel.
Yo tengo un paje ejemplar
Que no come, que no duerme,
Y que se acurruca a verme
Trabajar, y sollozar.
Salgo, y el vil se desliza
Y en mi bolsillo aparece;
Vuelvo, y el terco me ofrece
Una taza de ceniza.
Si duermo, al rayar el día
Se sienta junto a mi cama:
Si escribo, sangre derrama
Mi paje en la escribanía.
Mi paje, hombre de respeto,
Al andar castañetea:
Hiela mi paje, y chispea:
Mi paje es un esqueleto.
XVIII
Es rubia: el cabello suelto
Da más luz al ojo moro:
Voy, desde entonces, envuelto
En un torbellino de oro.
La abeja estival que zumba
Más ágil por la flor nueva,
No dice, como antes, "tumba":
"Eva" dice: todo es "Eva".
Bajo, en lo oscuro, al temido
Raudal de la catarata:
¡Y brilla el iris, tendido
Sobre las hojas de plata!
Miro, ceñudo, la agreste
Pompa del monte irritado;
¡Y en el alma azul celeste
Brota un jacinto rosado!
Voy, por el bosque, a paseo
A la laguna vecina:
Y entre las ramas la veo,
Y por el agua camina.
La serpiente del jardín
Silva, escupe, y se resbala
Por su agujero: el clarín
Me tiende, trinando, el ala.
¡Arpa soy, salterio soy
Donde vibra el Universo:
Vengo del sol, y al sol voy:
Soy el amor: soy el verso!
XII
Estoy en el baile extraño
De polaina y casaquín
Que dan, del año hacia el fin,
Los cazadores del año.
Una duquesa violeta
Va con un frac colorado:
Marca un vizconde pintado
El tiempo en la pandereta.
Y pasan las chupas rojas;
Pasan los tules de fuego,
Como delante de un ciego
Pasan volando las hojas.
XLV
Sueño con claustros de mármol
Donde en silencio divino
Los héroes, de pie, reposan:
¡De noche, a la luz del alma,
Hablo con ellos: de noche!
Están en fila: paseo
Entre las filas: las manos
De piedra les beso: abren
Los ojos de piedra: mueven
Los labios de piedra: tiemblan
Las barbas de piedra: empuñan
La espada de piedra: lloran:
¡Vibra la espada en la vaina!:
Mudo, les beso la mano.
Hablo con ellos, de noche!
Están en fila: paseo
Entre las filas: lloroso
Me abrazo a un mármol: "Oh mármol,
Dicen que beben tus hijos
Su propia sangre en las copas
Venenosas de sus dueños!
Que hablan la lengua podrida
De sus rufianes! que comen
Juntos el pan del oprobio,
En la mesa ensangrentada!!
Que pierden en lengua inútil
El último fuego!: ¡dicen,
Oh mármol, mármol dormido,
Que ya se ha muerto tu raza!"
Échame en tierra de un bote
El héroe que abrazo: me ase
Del cuello: barre la tierra
Con mi cabeza: levanta
El brazo, ¡el brazo le luce
Lo mismo que un sol!: resuena
La piedra: buscan el cinto
Las manos blancas: del soclo
Saltan los hombres de mármol!
XLVI
Vierte, corazón, tu pena
Donde no se llegue a ver,
Por soberbia, y por no ser
Motivo de pena ajena.
Yo te quiero, verso amigo,
Porque cuando siento el pecho
Ya muy cargado y deshecho,
Parto la carga contigo.
Tú me sufres, tú aposentas
En tu regazo amoroso,
Todo mi ardor doloroso,
Todas mis ansias y afrentas.
Tú, porque yo pueda en calma
Amar y hacer bien, consientes
En enturbiar tus corrientes
En cuanto me agobia el alma.
Tú, porque yo cruce fiero
La tierra, y sin odio, y puro,
Te arrastras, pálido y duro,
Mi amoroso compañero.
Mi vida así se encamina
Al cielo limpia y serena,
Y tú me cargas mi pena
Con tu paciencia divina.
Y porque mi cruel costumbre
De echarme en ti te desvía
De tu dichosa armonía
Y natural mansedumbre;
Porque mis penas arrojo
Sobre tu seno, y lo azotan,
Y tu corriente alborotan,
Y acá lívido, allá rojo,
Blanco allá como la muerte,
Ora arremetes y ruges,
Ora con el peso crujes
De un dolor más que tú fuerte.
¿Habré, como me aconseja
Un corazón mal nacido,
De dejar en el olvido
A aquel que nunca deja?
¡Verso, nos hablan de un Dios
A donde van los difuntos:
Verso, o nos condenan juntos,
O nos salvamos los dos!
La Niña de Guatemala
Quiero, a la sombra de un ala,
Contar este cuento en flor:
La niña de Guatemala,
La que se murió de amor.
Eran de lirios los ramos,
Y las orlas de reseda
Y de jazmín: la enterramos
En una caja de seda.
...Ella dio al desmemoriado
Una almohadilla de olor:
El volvió, volvió casado:
Ella se murió de amor.
Iban cargándola en andas
Obispos y embajadores:
Detrás iba el pueblo en tandas,
Todo cargado de flores.
...Ella, por volverlo a ver,
Salió a verlo al mirador:
El volvió con su mujer:
Ella se murió de amor.
Como de bronce candente
Al beso de despedida
Era su frente ¡la frente
Que más he amado en mi vida!
...Se entró de tarde en el río,
La sacó muerta el doctor:
Dicen que murió de frío:
Yo sé que murió de amor.
Allí, en la bóveda helada,
La pusieron en dos bancos:
Besé su mano afilada,
Besé sus zapatos blancos.
Callado, al oscurecer,
Me llamó el enterrador:
¡Nunca más he vuelto a ver
A la que murió de amor!
LOS ZAPATICOS DE ROSA poema de jose marti
Hay sol bueno y mar de espumas,
Y arena fina, y Pilar
Quiere salir a estrenar
Su sombrerito de pluma.
-
"¡Vaya la niña divina!"
Dice el padre, y le da un beso,
"Vaya mi pájaro preso
A buscarme arena fina!".
-
"Yo voy con mi niña hermosa",
Le dijo la madre buena:
"¡No te manches en la arena
Los zapaticos de rosa!"
-
Fueron las dos al jardín
Por la calle del laurel:
La madre cogió un clavel
Y Pilar cogió un jazmín.
-
Ella va de todo juego,
Con aro, y balde y paleta:
El balde es color violeta,
El aro es color de fuego.
-
Vienen a verlas pasar,
Nadie quiere verlas ir,
La madre se echa a reír,
Y un viejo se echa a llorar.
-
El aire fresco despeina
A Pilar, que viene y va
Muy oronda:"¡Dí, mamá!
¿Tú sabes qué cosa es reina?"
-
Y por si vuelven de noche
De la orilla de la mar,
Para la madre y Pilar
Manda luego el padre el coche.
-
Está la playa muy linda:
Todo el mundo está en la playa;
Lleva espejuelos el aya
De la francesa Florinda.
-
Está Alberto, el militar
Que salió en la procesión
Con tricornio y con bastón,
Echando un bote a la mar.
-
¡Y qué mala, Magdalena
Con tantas cintas y lazos,
A la muñeca sin brazos,
Enterrándola en la arena!
-
Conversan allá en las sillas,
Sentadas con los señores,
Las señoras, como flores,
Debajo de las sombrillas.
-
Pero está con estos modos
Tan serios, muy triste el mar:
¡Lo alegre es allá, al doblar,
En la barranca de todos!
-
Dicen que suenan las olas
Mejor allá en la barranca,
Y que la arena es muy blanca
Donde están las niñas solas.
-
Pilar corre a su mamá:
"¡Mamá, yo voy a ser buena;
Déjame ir sola a la arena;
Allá, tú me ves, allá!"
-
"¡Esta niña caprichosa!
No hay tarde que no me enojes:
Anda, pero no te mojes
Los zapaticos de rosa."
-
Le llega a los pies la espuma,
Gritan alegres las dos;
Y se va, diciendo adiós,
La del sombrero de pluma.
-
Se va allá, donde ¡muy lejos!
Las aguas son más salobres,
Donde se sientan los pobres,
Donde se sientan los viejos!
-
Se fue la niña a jugar,
La espuma blanca bajó,
Y pasó el tiempo, y pasó
Un águila por el mar.
-
Y cuando el sol se ponía
Detrás de un monte dorado,
Un sombrerito callado
Por las arenas venía.
-
Trabaja mucho, trabaja,
Para andar: ¿qué es lo que tiene
Pilar que anda así, que viene
Con la cabecita baja?
-
Bien sabe la madre hermosa
Por qué le cuesta el andar:
--¿Y los zapatos, Pilar,
Los zapaticos de rosa?"
-
"¡Ah, loca! ¿en dónde estarán?
¡Dí dónde Pilar!" –"Señora",
Dice una mujer que llora:
"¡Están conmigo, aquí están!"
-
"Yo tengo una niña enferma
Que llora en el cuarto obscuro,
Y la traigo al aire puro,
A ver el sol, y a que duerma.
-
"Anoche soñó, soñó
Con el cielo, y oyó un canto,
Me dio miedo, me dio espanto,
Y la traje y se durmió.
-
"Con sus dos brazos menudos
Estaba como abrazando;
Y yo mirando, mirando
Sus piececitos desnudos.
-
"Me llego al cuerpo la espuma.
Alcé los ojos, y ví
Está niña frente a mí
Con su sombrero de pluma.
-
"¡Se parece a los retratos
Tu niña"--dijo:--"¿Es de cera?
¿Quiere jugar? ¡si quisiera!…
¿Y por qué está sin zapatos?
-
"Mira, ¡la mano le abrasa,
Y tiene los pies tan fríos!
¡Oh, toma, toma los míos,
Yo tengo más en mi casa!"
-
¡No sé bien, señora hermosa,
Lo que sucedió después:
¡Le ví a mi hijita en los pies
Los zapaticos de rosa!"
-
Se vio sacar los pañuelos
A una rusa y a una inglesa;
El aya de la francesa
Se quitó los espejuelos.
-
Abrió la madre los brazos,
Se echó Pilar en su pecho,
Y sacó el traje deshecho,
Sin adornos y sin lazos.
-
Todo lo quiere saber
De la enferma la señora:
¡No quiere saber que llora
De pobreza una mujer!
-
"¡Sí, Pilar, dáselo!
¡y esoTambién!
¡tu manta!
¡tu anillo!
"Y ella le dio su bolsillo,
Le dio el clavel, le dio un beso.
-
Vuelven calladas de noche
A su casa del jardín;
Y Pilar va en el cojín
De la derecha del coche.
-
Y dice una mariposa
Que vio desde su rosal
Guardados en un cristal
Los zapaticos de rosa.
MODERNISMO HISPANOAMERICANO
ALFONSINA STORNI
VOY A DORMIR
Último poema antes de suicidarse.
Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara en la cabecera;
una constelación, la que te guste;
todas son buenas, bájala un poquito.
Déjame sola; oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases
para que olvides... Gracias... Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido.
Dolor
Quisiera esta tarde divina de octubre
pasear por la orilla lejana del mar;
que la arena de oro, y las aguas verdes,
y los cielos puros me vieran pasar.
Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera,
como una romana, para concordar
con las grandes olas, y las rocas muertas
y las anchas playas que ciñen el mar.
Con el paso lento, y los ojos fríos
y la boca muda, dejarme llevar;
ver cómo se rompen las olas azules
contra los granitos y no parpadear;
ver cómo las aves rapaces se comen
los peces pequeños y no despertar;
pensar que pudieran las frágiles barcas
hundirse en las aguas y no suspirar;
ver que se adelanta, la garganta al aire,
el hombre más bello, no desear amar...
Perder la mirada, distraídamente,
perderla y que nunca la vuelva a encontrar:
y, figura erguida, entre cielo y playa,
sentirme el olvido perenne del mar.
El divino amor
Te ando buscando, amor que nunca llegas,
te ando buscando, amor que te mezquinas,
me aguzo por saber si me adivinas,
me doblo por saber si te me entregas.
Las tempestades mías, andariegas,
se han aquietado sobre un haz de espinas;
sangran mis carnes gotas purpurinas
porque a salvarme, ¡oh niño!, te me niegas.
Mira que estoy de pie sobre los leños,
que a veces bastan unos pocos sueños
para encender la llama que me pierde.
Sálvame, amor, y con tus manos puras
trueca este fuego en límpidas dulzuras
y haz de mis leños una rama verde.
La caricia perdida
Se me va de los dedos la caricia sin causa,
se me va de los dedos ... En el viento, al rodar,
la caricia que vaga sin destino ni objeto,
la caricia perdida, ¿quién la recogerá?
Pude amar esta noche con piedad infinita,
pude amar al primero que acertara a llegar.
Nadie llega. Están solos los floridos senderos.
La caricia perdida rodará... rodará...
Si en los ojos te besan esta noche, viajero,
si estremece las ramas un dulce suspirar,
si te oprime los dedos una mano pequeña
que te toma y te deja, que te logra y se va,
si no ves esa mano ni la boca que besa,
si es el aire quien teje la ilusión de llamar,
oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos,
en el viento fundida ¿me reconocerás?
domingo, 17 de mayo de 2009
A SUS PIES, MARIO
Tuve el placer de conocerte.
Hoy es solamente el embarque. Te encontrarás con Haroldo????
El está siempre con nosotros, sabías? Vos también lo estarás.
No me salvaréeee!!!
Mario Benedetti
No te salves
No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.
martes, 12 de mayo de 2009
Regalo de Roberto
lunes, 11 de mayo de 2009
Textos para EDI II Y IV
A una Rosa
Rosa divina, que en gentil cultura
Eres con tu fragante sutileza
Magisterio purpúreo en la belleza,
Enseñanza nevada a la hermosura.
Amago de la humana arquitectura,
Ejemplo de la vana gentileza,
En cuyo ser unió naturaleza
La cuna alegre y triste sepultura.
¡Cuán altiva en tu pompa, presumida
soberbia, el riesgo de morir desdeñas,
y luego desmayada y encogida.
De tu caduco ser das mustias señas!
Con que con docta muerte y necia vida,
Viviendo engañas y muriendo enseñas.
DETENTE SOMBRA
Detente, sombra de mi bien esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.
Si al imán de tus gracias, atractivo,
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero
si has de burlarme luego fugitivo?
Mas blasonar no puedes, satisfecho,
de que triunfa de mí tu tiranía:
que aunque dejas burlado el lazo estrecho
que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.
REDONDILLAS
Hombres necios que acusáis
a la mujer, sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis;
si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?
Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco,
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.
Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis
para prentendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.
¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?
Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.
Opinión, ninguna gana,
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.
Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.
¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende?,
¿si la que es ingrata ofende,
y la que es fácil enfada?
Mas, entre el enfado y la pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.
Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas
las queréis hallar muy buenas.
¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?
¿O cuál es de más culpar,
aunque cualquiera mal haga;
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?
¿Pues, para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.
Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.
Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.
ESTA TARDE MI BIEN
Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y tus acciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba;
y Amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía:
pues entre el llanto, que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.
Baste ya de rigores, mi bien, baste:
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu inquietud contraste
con sombras necias, con indicios vanos,
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.
Pues estoy condenada
Pues estoy condenada,
Fabio, a la muerte, por decreto tuyo,
y la sentencia airada
ni la apelo, resisto ni la huyo,
óyeme, que no hay reo tan culpado
a quien el confesar le sea negado.
Porque te han informado,
dices, de que mi pecho te ha ofendido,
me has, fiero, condenado.
¿Y pueden, en tu pecho endurecido,
más la noticia incierta, que no es ciencia,
que de tantas verdades la experiencia?
Si a otros crédito has dado,
Fabio ¿por qué a tus ojos se lo niegas,
y el sentido trocado
de la ley, al cordel mi cuello entregas;
pues liberal me amplías los rigores
y avaro me restringes los favores?
Si a otros ojos he visto,
mátenme, Fabio, tus airados ojos;
si a otro cariño asisto,
asístanme implacables tus enojos;
y si otro amor del tuyo me divierte,
tú, que has sido mi vida, me des muerte.
Si a otro, alegre, he mirado,
nunca alegre me mires no te vea;
si le hablé con agrado,
eterno desagrado en ti posea;
y si otro amor inquieta mi sentido,
sáquesme el alma tú, que mi alma has sido.
Mas, supuesto que muero,
sin resistir a mi infelice suerte,
que me des sólo quiero
licencia de que escoja yo mi muerte;
deja la muerte a mi elección medida,
pues en la tuya pongo yo la vida.
No muera de rigores,
Fabio, cuando morir de amores puedo;
pues con morir de amores,
tú acreditado y yo bien puesta quedo:
que morir por amor, no de culpada,
no es menos muerte, pero es más honrada.
Perdón, en fin, te pido
de las muchas ofensas que te he hecho
en haberte querido:
que ofensas son, pues son a tu despecho;
y con razón te ofendes de mi trato,
pues que yo, con quererte, te hago ingrato.
Al que ingrato me deja, busco amante
Al que ingrato me deja, busco amante;
al que amante me sigue, dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor maltrata;
maltrato a quien mi amor busca constante.
Al que trato de amor, hallo diamante,
y soy diamante al que de amor me trata;
triunfante quiero ver al que me mata,
y mato al que me quiere ver triunfante.
Si a éste pago, padece mi deseo;
si ruego a aquél, mi pundonor enojo;
de entrambos modos infeliz me veo.
Pero yo, por mejor partido, escojo
de quien no quiero, ser violento empleo,
que de quien no me quiere, vil despojo.
Este, que ves, engaño colorido
A su retrato
Este, que ves, engaño colorido,
que del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores
es cauteloso engaño del sentido;
éste, en quien la lisonja ha pretendido
excusar de los años los horrores,
y venciendo del tiempo los rigores
triunfar de la vejez y del olvido,
es un vano artificio del cuidado,
es una flor al viento delicada,
es un resguardo inútil para el hado:
es una necia diligencia errada,
es un afán caduco y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.
domingo, 10 de mayo de 2009
ASSENZE
ASSENZE
ritorno quì perchè la campagna ci avvolge
e i cani ripercorrono l'aria sonnolenta del pomeriggio.
mi sono resistita all'essere abbandonata
da ciò che ormai è irrecuperabile .
la distratta farfalla dell'infanzia
ha conservato il fallace pencolare dell'aquilone.
come delinquenti nella notte
saccheggiano il mio cuore e lo divorano
le voci circolari di questa piazza
custodita da dei che non dormono:
l'intimo terrore del vecchio Monzo
prigioniero di un pugno di cenere
i riti di una strana simmetria
che mascherarono baci e sapori
e l'eco inafferrabile della casa.
il ricordo mi permette di sognarti ma non di esserti padrona
le imboscate del silenzio giocano a nascondino
quando io pronuncio il tuo nome .
quando ti tengo cresce come una piaga tra le mie dita
l' ostinata ingordigia dell'amore.
andarmene sarebbe averti lasciato trascorre invano.
ferale come l' oblio è la distanza.
torno qui perchè ho perso il mio coraggio,
perchè un angelo vorace e spietato
mi ha spinto inevitabilmente a cercarti .
testarda viaggiatrice inconsolabile
ho conosciuto la nudità dei capolinea
e i fantasmi dei giardini .
ritorno quì perchè ' mai più ' non si può pronunciare
ritorno quì perchè non potrei tollerare
che altri cancellino il mio nome
dalla corteccia degli alberi
_________________________________________
MARÍA CRISTINA PANNUNZIO
jueves, 7 de mayo de 2009
MATERIAL PARA EDI IV
PODEROSO CABALLERO
Letrilla Satírica
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Madre, yo al oro me humillo:
El es mi amante y mi amado
Pues de puro enamorado,
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Nace en las Indias honrado..
Donde el mundo le acompaña;
Viene a morir en España
Y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
Es hermoso, aunque sea fiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Es galán y es como un oro,
Tiene quebrado el color,
Persona de gran valor,
Tan cristiano como moro;
Pues que da y quita el decoro
Y quebranta cualquier fuero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Son sus padres principales
Y es de nobles descendiente,
Porque en las venas de Oriente
Todas las sangres son reales;
Y pues es quien hace iguales
Al duque y al ganadero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Mas ¿a quien no maravilla
Ver en su gloria sin tasa
Que es lo menos de su casa
Doña Blanca de Castilla?..
Pero pues da al baxo silla
Y al cobarde hace guerrero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Sus escudos de armas nobles
Son siempre tan principales,
Que sin sus escudos reales
No hay escudos de armas dobles;
Y pues a los mismos robles
Da codicia su minero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Por importar en los tratos
Y dar tan buenos consejos,
En las casas de los viejos
Gatos le guardan de gatos.
Y pues él rompe recatos
Y ablanda al juez más severo,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Y es tanta su majestad
(Aunque son sus duelos hartos)
Que con haberle hecho cuartos
No pierde su autoridad;
Pero pues da calidad
Al noble y al pordiosero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Nunca vi damas ingratas
A su gusto y afición,
Que a las caras de un doblón
Hacen sus caras baratas.
Y pues las hace bravatas
Desde una bolsa de cuero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
Más valen en Cualquier tierra,
Mirad si es harto sagaz,
Sus escudos en la paz
Que rodelas en la guerra. Y pues al pobre le entierra
Y hace propio al forastero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
A UN HOMBRE DE UNA GRAN NARIZ
Érase un hombre a una nariz pegado,
Érase una nariz superlativa,
Érase una alquitara medio viva,
Érase un peje espada mal barbado;
Era un reloj de sol mal encarado.
Érase un elefante boca arriba,
Érase una nariz sayón y escriba,
Un Ovidio Nasón mal narigado.
Érase el espolón de una galera,
Érase una pirámide de Egito,
Los doce tribus de narices era;
Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera
Que en la cara de Anás fuera delito .
AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE
Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
Epístola satírica y censoria contra las costumbres presentes de los castellanos, escrita a Don Gaspar de Guzmán, Conde de Olivares, en su valimiento
No he de callar por más que con el dedo, ya tocando la boca o ya la frente, silencio avises o amenaces miedo. ¿No ha de haber un espíritu valiente? ¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Nunca se ha de decir lo que se siente? Hoy, sin miedo que, libre, escandalice, puede hablar el ingenio, asegurado de que mayor poder le atemorice. En otros siglos pudo ser pecado severo estudio y la verdad desnuda, y romper el silencio el bien hablado. Pues sepa quien lo niega, y quien lo duda, que es lengua la verdad de Dios severo, y la lengua de Dios nunca fue muda. Son la verdad y Dios, Dios verdadero, ni eternidad divina los separa, ni de los dos alguno fue primero. Si Dios a la verdad se adelantara, siendo verdad, implicación hubiera en ser, y en que verdad de ser dejara. La justicia de Dios es verdadera, y la misericordia, y todo cuanto es Dios, todo ha de ser verdad entera. Señor Excelentísimo, mi llanto ya no consiente márgenes ni orillas: inundación será la de mi canto. Ya sumergirse miro mis mejillas, la vista por dos urnas derramada sobre las aras de las dos Castillas. Yace aquella virtud desaliñada, que fue, si rica menos, más temida, en vanidad y en sueño sepultada. Y aquella libertad esclarecida, que en donde supo hallar honrada muerte, nunca quiso tener más larga vida. Y pródiga de l′alma, nación fuerte, contaba, por afrentas de los años, envejecer en brazos de la suerte. Del tiempo el ocio torpe, y los engaños del paso de las horas y del día, reputaban los nuestros por extraños. Nadie contaba cuánta edad vivía, sino de qué manera: ni aun un′hora lograba sin afán su valentía. La robusta virtud era señora, y sola dominaba al pueblo rudo; edad, si mal hablada, vencedora. El temor de la mano daba escudo al corazón, que, en ella confiado, todas las armas despreció desnudo. Multiplicó en escuadras un soldado su honor precioso, su ánimo valiente, de sola honesta obligación armado. Y debajo del cielo, aquella gente, si no a más descansado, a más honroso sueño entregó los ojos, no la mente. Hilaba la mujer para su esposo la mortaja, primero que el vestido; menos le vio galán que peligroso. Acompañaba el lado del marido más veces en la hueste que en la cama; sano le aventuró, vengóle herido. Todas matronas, y ninguna dama: que nombres del halago cortesano no admitió lo severo de su fama. Derramado y sonoro el Océano era divorcio de las rubias minas que usurparon la paz del pecho humano. Ni los trujo costumbres peregrinas el áspero dinero, ni el Oriente compró la honestidad con piedras finas. Joya fue la virtud pura y ardiente; gala el merecimiento y alabanza; sólo se cudiciaba lo decente. No de la pluma dependió la lanza, ni el cántabro con cajas y tinteros hizo el campo heredad, sino matanza. Y España, con legítimos dineros, no mendigando el crédito a Liguria, más quiso los turbantes que los ceros. Menos fuera la pérdida y la injuria, si se volvieran Muzas los asientos; que esta usura es peor que aquella furia. Caducaban las aves en los vientos, y expiraba decrépito el venado: grande vejez duró en los elementos. Que el vientre entonces bien disciplinado buscó satisfacción, y no hartura, y estaba la garganta sin pecado. Del mayor infanzón de aquella pura república de grandes hombres, era una vaca sustento y armadura. No había venido al gusto lisonjera la pimienta arrugada, ni del clavo la adulación fragrante forastera. Carnero y vaca fue principio y cabo, y con rojos pimientos, y ajos duros, tan bien como el señor, comió el esclavo. Bebió la sed los arroyuelos puros; después mostraron del carchesio a Baco el camino los brindis mal seguros. El rostro macilento, el cuerpo flaco eran recuerdo del trabajo honroso, y honra y provecho andaban en un saco. Pudo sin miedo un español velloso llamar a los tudescos bacchanales, y al holandés, hereje y alevoso. Pudo acusar los celos desiguales a la Italia; pero hoy, de muchos modos, somos copias, si son originales. Las descendencias gastan muchos godos, todos blasonan, nadie los imita: y no son sucesores, sino apodos. Vino el betún precioso que vomita la ballena, o la espuma de las olas, que el vicio, no el olor, nos acredita. Y quedaron las huestes españolas bien perfumadas, pero mal regidas, y alhajas las que fueron pieles solas. Estaban las hazañas mal vestidas, y aún no se hartaba de buriel y lana la vanidad de fembras presumidas. A la seda pomposa siciliana, que manchó ardiente múrice, el romano y el oro hicieron áspera y tirana. Nunca al duro español supo el gusano persuadir que vistiese su mortaja, intercediendo el Can por el verano. Hoy desprecia el honor al que trabaja, y entonces fue el trabajo ejecutoria, y el vicio gradüó la gente baja. Pretende el alentado joven gloria por dejar la vacada sin marido, y de Ceres ofende la memoria. Un animal a la labor nacido, y símbolo celoso a los mortales, que a Jove fue disfraz, y fue vestido; que un tiempo endureció manos reales, y detrás de él los cónsules gimieron, y rumia luz en campos celestiales, ¿por cuál enemistad se persuadieron a que su apocamiento fuese hazaña, y a las mieses tan grande ofensa hicieron? ¡Qué cosa es ver un infanzón de España abreviado en la silla a la jineta, y gastar un caballo en una caña! Que la niñez al gallo le acometa con semejante munición apruebo; mas no la edad madura y la perfeta. Ejercite sus fuerzas el mancebo en frentes de escuadrones; no en la frente del útil bruto l′asta del acebo. El trompeta le llame diligente, dando fuerza de ley el viento vano, y al son esté el ejército obediente. ¡Con cuánta majestad llena la mano la pica, y el mosquete carga el hombro, del que se atreve a ser buen castellano! Con asco, entre las otras gentes, nombro al que de su persona, sin decoro, más quiere nota dar, que dar asombro. Jineta y cañas son contagio moro; restitúyanse justas y torneos, y hagan paces las capas con el toro. Pasadnos vos de juegos a trofeos, que sólo grande rey y buen privado pueden ejecutar estos deseos. Vos, que hacéis repetir siglo pasado, con desembarazarnos las personas y sacar a los miembros de cuidado; vos distes libertad con las valonas, para que sean corteses las cabezas, desnudando el enfado a las coronas. Y pues vos enmendastes las cortezas, dad a la mejor parte medicina: vuélvanse los tablados fortalezas. Que la cortés estrella, que os inclina a privar sin intento y sin venganza, milagro que a la invidia desatina, tiene por sola bienaventuranza el reconocimiento temeroso, no presumida y ciega confianza. Y si os dio el ascendiente generoso escudos, de armas y blasones llenos, y por timbre el martirio glorïoso, mejores sean por vos los que eran buenos Guzmanes, y la cumbre desdeñosa os muestre, a su pesar, campos serenos. Lograd, señor, edad tan venturosa; y cuando nuestras fuerzas examina persecución unida y belicosa, la militar valiente disciplina tenga más platicantes que la plaza: descansen tela falsa y tela fina. Suceda a la marlota la coraza, y si el Corpus con danzas no los pide, velillos y oropel no hagan baza. El que en treinta lacayos los divide, hace suerte en el toro, y con un dedo la hace en él la vara que los mide. Mandadlo así, que aseguraros puedo que habéis de restaurar más que Pelayo; pues valdrá por ejércitos el miedo, y os verá el cielo administrar su rayo.
FRANCISCO DE QUEVEDO